Espejos

by - sábado, junio 20, 2009

Buenos Aires, 2008.
Industrias Culturales Argentinas.
Con viñetas del autor.
Poesía.

Espejos

Espejo I

¿Quién es este desconocido que habita el espejo?
¿Por qué me mira así?
¿Qué ojos desvelados lo llevan
a sentir pena o ternura por mi?
¿O a recordar el día sin abandono, en el ocaso,
hendido y distante, desolado, desde una silla?
Temo a ese hombre desprotegido,
al corazón insospechado que sale de sus labios.
Temo esos ojos sin control que miran
a un hombre que se mira
en la desnudez del silencio y del destierro.


Espejo II

No sé quién es este hombre.
Este hombre que lleva mi rostro,
un día de julio de 1946 en su pecho,
un furor oculto, agazapado, en sus manos.
Detrás de sus ojos navegan barcas celtas.
Y un mar, un vacío esplendente
evocando hembras de pesados cabellos,
solitarias, perdidas.
No sé quién es. A veces siente la ternura furtiva,
la sombra de una mirada oculta,
el jadeo clandestino de la noche.
A veces lee bajo la luz de una lámpara de pie
o vacila detrás del ventanal, de los vientos melancólicos del sur.
¿Qué ve en mí?
¿De qué se apiada? ¿Por qué tiembla?


Espejos III

Un desconocido habla por teléfono desde mi cama.
Lo veo mientras la lluvia cae sobre el ventanal
de la biblioteca. La radio me impide sentir
la intimidad de la lluvia, el calor del insomnio,
las imágenes que pesan y rozan las flotantes nostalgias.
Me doy cuenta que soy un inquilino en esta casa.
Que las palabras son errantes. Siento envejecer mis manos.
La penumbra devoran estas voces desiertas.
No he muerto aún pero estoy fuera.
Me reconcilio con un viejo poema, con un retrato,
con los ríos bellísimos que cruzan los pájaros,
o con esa pequeña brisa que acaricia mi hombro.
(El unicornio es una claridad desvanecida.)
Sé que son matices, elegías dispersas,
pausas inequívocas que ven el reverso de una frutera,
que palpan a contraluz lo fugaz del viento,
el pubis de la amada como una lengua peregrina.
Un desconocido habla por teléfono.
Un animal deambula por la noche cerrada.

Carlos Penelas
Buenos Aires, noviembre de 2008


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