René Favaloro es el tema de tapa de la última edición de la revista Noticias. Para la investigación fue entrevistado Carlos Penelas, de quien se incluye una columna de opinión.
Así resumió Carlos Penelas al Dr. Favaloro, al intentar explicar también parte de las razones que lo llevaron al suicidio. A lo largo de todo el día de ayer, el escritor fue entrevistado por muchos medios, y otros tantos levantaron y reprodujeron sus palabras.
Columna de opinión publicada por el diario Tiempo Argentino
(Haga click sobre la imagen para ampliar)
Una gran repercusión mediática tuvieron las palabras y señalamientos de Carlos Penelas, amigo y colaborador personal del doctor Favaloro, al cumplirse diez años del suicidio del eximio cardiocirujano.
Penelas, autor de Diario interior de René Favaloro, escribió ayer una columna de opinión en el diario Tiempo Argentino (ver imagen) y luego fue entrevistado por más de diez radios de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, La Rioja y Tucumán.
También la edición digital del diario La Nación acudió al escritor, quien señaló: "Un hombre puede cambiar la cardiología de un país y del mundo, lo que no puede hacer es modificar las estructuras corruptas de una sociedad. Ninguno de sus reclamos se solucionó, siguen el hambre, la corrupción y los problemas en la salud. La idea de un principio humanitario para la Fundacion, entiendo que tampoco se cumple".
Recordemos que el último domingo Penelas fue entrevistado por el diario La Prensa y que el próximo domingo será parte de una investigación especial de la revista Noticias.
Por último, su artículo "El suicidio de Favaloro" fue publicado por Diario Crítico Argentino y Diario Nueva Rioja, donde Penelas es habitual colaborador, y por numerosos portales del país y el exterior.
En TV
Carlos Penelas participó del programa "Estudio País", en Canal 7, entrevistado por Maby Wells y Martín Jáuregui (ver videos).
Más temprano, salió por teléfono en "Primera mañana", por CN23. Allí señaló que "Favaloro fue uno de los grandes arquetipos". Y agregó: "Yo renuncié al mes del suicidio y lo hice por carta que de acuerdo al homenaje, no se compadecía que yo trabajara en la Fundación", indicó, y opinó que el suicidio de Favaloro tiene que ver "con la decadencia del país y con un entorno político determinado, social".
viernes, julio 30, 2010
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¿Cuántas cosas se le pueden pedir a un hombre? ¿Cuántos actos se le deben exigir? ¿Desde dónde, desde que lugar? Imbéciles, seres sin la menor idea del compromiso, en una suerte de caldo hervido y dado vuelta en el cerebelo, proclives al cinismo, al corporativismo ideológico, a lo tilingo; piden, exigen, señalan lo que es correcto y lo que no. Nos ocurre a diario. Sociedades enteras detrás de huérfanos ideológicos, de burócratas, de embajadores, de leyes y torpezas celestiales. ¿Cuál es la solidaridad que proclamamos? ¿La de Francia, que expulsa a un argentino por ser extranjero -sin preguntarle si tiene dinero o no- para no ser operado de cáncer en su país? ¿La de España, que repatrían a una anciana de ochenta y dos años al llegar al aeropuerto pues no tenía la cantidad de euros suficientes y no entienden que iba a ver a su hijo? ¿De qué sociedad hablamos, de cuál honestidad o compromiso? ¿Nos importa de verdad crecer interiormente, luchar contra el hambre, la contaminación, la corrupción de los gobiernos, el terrorismo de Estado y del otro, los campos de concentración, las fábricas de armas, los chicos de la calle, las villas miserias, las barras bravas, la obsecuencia de un sistema que desborda mediocridad y robo, la estupidez de nuevas generaciones , la desigualdad que humilla sin límite, la embriaguez del Poder? Médicos cardiocirujanos operan desconociendo quién fue el creador de esa técnica que ha salvado y seguirá salvando millones de vidas.
René Favaloro admiraba a Luis Franco y a Ezequiel Martínez Estrada. Eso sólo debería darnos una síntesis de su sentir. De médico rural a candidato a Premio Nobel de Medicina. Después de diez años de su suicidio, es otro símbolo de un país en decadencia. No de un país en crisis. Tuve la fortuna de conocerlo en 1978, estar junto a él – desde la amistad y el trabajo cotidiano – hasta julio de 2000. Un mes después renuncié a mi cargo de la Fundación. Junto a él viví momentos de creatividad. También de desolación. Luchó por una sociedad más justa; más sana, en todo el amplio sentido de la palabra. Miembro de la Codanep renuncia pues deseaba la investigación a partir de 1974. Combatió contra la corrupción sistemática de la clase política y una estructura mezquina, contra obras sociales cómplices y corruptas; Pami, como emblema de una época, de un engranaje hipócrita. Dictaduras y populismos fueron minándolo. ¿Eso sólo motiva su suicidio? No. Cuestiones íntimas, envidias, recelos, hicieron el resto. ¿Tuvo contradicciones? Sin duda.
Favaloro representa un antes y un después en la cardiología mundial. Fue el creador, en 1967, del puente aortocoronario. A partir de ese día todo cambió. Regresó a su patria para incorporar conocimiento, ética, educación. Habló de justicia social y de solidaridad. Se hartó de señalar la dignidad del hombre, de buscar ejemplos. Habló de la ciencia como la expresión de una necesidad inherente al ser humano. Habló de San Martín y de Bolívar, de Sucre y de Artigas. Era un profundo admirador de Atahualpa Yupanqui; juntos escuchábamos a Zitarrosa.
Es difícil evocarlo sin dolor. Sin él nada es igual. ¿Logró cambiar algo del sistema? Nada. Cambió la medicina cardiovascular del país y del mundo. Y la posición económica de muchos de sus allegados. Deseó ser recordado como educador. En él la memoria de Bernando Houssay, de Luis Federico Leloir, de César Milstein. Quiso una medicina igualitaria, una educación igualitaria. Una sociedad sin hijos ni entenados.
Carlos Penelas
Buenos Aires, 29 de julio de 2010
jueves, julio 29, 2010
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Este jueves, de 15 a 17 horas, "Estudio País" estará dedicado al Dr. René Favaloro, con motivo de cumplirse diez años de su muerte. El escritor Carlos Penelas participará como invitado especial.
El programa se emite por Canal Siete, la TV Pública, y también puede verse a través de internet: http://www.tvpublica.com.ar/
Además, mañana el diario "Tiempo Argentino" publicará un artículo sobre el cardiocirujano, para el que fue entrevistado Penelas. Junto a la nota, saldrá una columna de opinión del escritor.
miércoles, julio 28, 2010
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El próximo lunes, el programa que conduce Francisco Torija Zane estará dedicado al poemario de Carlos Penelas.
“La radioteca de los sueños”, que desde hace más de una década lleva adelante Francisco Torija Zane, repetirá en su próxima emisión el especial sobre Valses poéticos, poemario con el que Carlos Penelas rindió homenaje a Enrique Granados.
El programa podrá escucharse el lunes 2 de agosto de 22 a 23 horas por Radioestación 820 (AM 820), y por internet a través de http://www.radioestacion820.com/.
miércoles, julio 28, 2010
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La mesa redonda que se realizó en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, con Carlos Penelas como invitado, podrá escucharse el próximo miércoles a las 19 por AM 530, "La voz de las Madres".
"Nosotros" es el título del programa conducido por Horacio Embón por AM 530, "La voz de las Madres". Allí, los miércoles de 19 a 20 horas, se emiten las mesas redondas que semanalmente se llevan a cabo en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes.
"Nosotros" es el título del programa conducido por Horacio Embón por AM 530, "La voz de las Madres". Allí, los miércoles de 19 a 20 horas, se emiten las mesas redondas que semanalmente se llevan a cabo en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes.
"La historia del movimiento obrero y la cultura popular" fue el título del último encuentro, que se podrá escuchar mañana. Además de Carlos Penelas, en esa ocasión participaron de la charla Horacio Fernandez, Eduardo Jozami, Dora Barrancos, y Mario Gasparri.
martes, julio 27, 2010
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Carlos Penelas fue entrevistado por Adrián Martínez por los diez años del suicidio de René Favaloro. El artículo fue publicado hoy en el diario La Prensa de Buenos Aires.
"Nunca le cobró al que tenía dinero, sino al que podía pagar. Su interés no estaba en los hombres ni en la fortuna, fue un humanista, un hombre muy solidario", contó Carlos Penelas sobre René Favaloro, con quien colaboró durante más de dos décadas en su Fundación, hasta el suicidio del cardiocirujano, del que se cumplió una década.
Recordemos que Penelas es autor del libro Diario interior de René Favaloro (Ed. Sudamericana, 2003). En el reportaje publicado hoy por el diario La Prensa el escritor señaló: "Intentó tres veces regresar al país, pero nunca consiguió que le dieran importancia. Quería hacer una fundación pero nadie lo quiso ayudar. Finalmente, lo aceptaron en el Sanatorio Güemes, donde le dieron el soporte económico".
"Era un hombre sencillo, le gustaba Alfredo Zitarrosa, Atahualpa Yupanqui y Mercedes Sosa. Los fines de semana era el que hacía el asado y muchas veces amasaba las pastas", añadió respecto a la intimidad del doctor.
En la extensa nota publicada en páginas centrales del diario, Penelas finaliza tratando de analizar el trágico descenlace de Favaloro: "La corrupción sistemática de la clase polítia, el chantaje de las obras sociales, del PAMI, de los sindicatos y del sistema de salud terminaron con él -reflexionó su amigo-, pero su mayor preocupación fue que sintió que todo eso ya había entrado a la Fundación y no quiso pactar."
domingo, julio 25, 2010
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Una voz que descifra la noche y la luz.
Descifra infancia y callejón y sur.
Y una sombra sobre el amanecer.
Una historia secreta, un murmullo.
Y el furor, la sangre, la palabra.
Ella dice lo que nadie puede.
Ella está aquí, tocándonos sensible.
Es la piel, el suburbio, la emoción.
Y el tacto, el recuerdo fabril.
Una leyenda,
En ella la soledad es una hembra viajera.
Vigila la esperanza, el empedrado, el cielo.
Yo la escuché. Eso no se olvida.
Como la muerte o como la vida
es una hondura en el alma.
Rebela llanto y alegría.
Yo la escuché. No miento.
A Susana Rinaldi
Unha voz que descifra a noite i a luz.
Descifra nenez e corredoira e sur.
I unha sombra sobor do amencer.
Unha segreda historia, un murmurio.
I a xenreira, o sangue, a verba.
Ela di o que ninguén pode dicir.
Ela está eiquí, preméndonos sensíbel.
É a pel, o arrabalde, a emoción.
I o preme, a obradoira lembranza.
Unha lenda,
Nela a soidade é unha fembra viaxeira.
Enxerga a esperanza, o adoquinado, o ceo.
Eu escoiteina. Iso non se esquece.
Coma a morte ou coma a vida
é unha fondura na ialma.
Rebela pranto e ledicia.
Eu escoiteina. Non minto, non.
Descifra infancia y callejón y sur.
Y una sombra sobre el amanecer.
Una historia secreta, un murmullo.
Y el furor, la sangre, la palabra.
Ella dice lo que nadie puede.
Ella está aquí, tocándonos sensible.
Es la piel, el suburbio, la emoción.
Y el tacto, el recuerdo fabril.
Una leyenda,
En ella la soledad es una hembra viajera.
Vigila la esperanza, el empedrado, el cielo.
Yo la escuché. Eso no se olvida.
Como la muerte o como la vida
es una hondura en el alma.
Rebela llanto y alegría.
Yo la escuché. No miento.
Carlos Penelas
Buenos Aires, julio de 2010.
Inédito.
A Susana Rinaldi
Unha voz que descifra a noite i a luz.
Descifra nenez e corredoira e sur.
I unha sombra sobor do amencer.
Unha segreda historia, un murmurio.
I a xenreira, o sangue, a verba.
Ela di o que ninguén pode dicir.
Ela está eiquí, preméndonos sensíbel.
É a pel, o arrabalde, a emoción.
I o preme, a obradoira lembranza.
Unha lenda,
Nela a soidade é unha fembra viaxeira.
Enxerga a esperanza, o adoquinado, o ceo.
Eu escoiteina. Iso non se esquece.
Coma a morte ou coma a vida
é unha fondura na ialma.
Rebela pranto e ledicia.
Eu escoiteina. Non minto, non.
Traducción al gallego de Edmundo Moure
sábado, julio 24, 2010
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El libro Escritos, de Rafael Barrett, con prólogo de Carlos Penelas, fue reseñado en la edición de julio la revista Sudestada.
viernes, julio 23, 2010
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Este jueves Carlos Penelas participará de una mesa redonda organizada por el Fondo Nacional de las Artes. Estarán, además, Horacio Fernandez, Eduardo Jozami, Dora Barrancos y Mario Gasparri. Coordina Horacio Embón.
"La historia del movimiento obrero y la cultura popular" es el título de la mesa redonda que conducirá el periodista Horacio Embón, en el marco del "Ciclo Nosotros. Los desafíos del Bicentenario", organizado por el Fondo Nacional de las Artes.
Serán panelistas Carlos Penelas, en su condición de colaborador de la Revista Sudestada e investigador del anarquismo; Horacio Fernandez, Cátedra Libre de Historia del Movimiento Obrero (CTA); Eduardo Jozami, director del Centro Cultural Haroldo Conti; Dora Barrancos, historiadora, investigadora y miembro directivo del CONICET; y Mario Gasparri, director del Centro de Documentación de la CGTC.
El encuentro es el jueves 22 de julio a las 19 horas en la Casa de la Cultura del FNA, Rufino de Elizalde 2831, Buenos Aires, con entrada libre y gratuita.
miércoles, julio 21, 2010
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El viernes 16 de julio se presentó Antología personal en el salón de Editorial Dunken. Habló sobre el libro Rubén Derlis, y Juan Carlos Puppo leyó algunos poemas de Carlos Penelas.
En un acto cálido, a pesar de la ola polar que avanzaba sobre Buenos Aires, el salón de la Editorial Dunken estuvo lleno de gente para participar de la presentación de Antología personal, el libro que conmemora las cuatro décadas de Carlos Penelas con la poesía.Rubén Derlis comenzó hablando sobre la obra de Penelas, su relación a través de los años y el afecto mutuo que los une con las letras. Amistad, anécdotas y litratura fueron parte de su intervención.
El actor Juan Carlos Puppo le puso su voz tan característica a los poemas, que se fueron intercalando entre las palabras de Derlis y Penelas, además de abrir y cerrar el encuentro.
El autor, último en hablar, rindió homenaje a sus maestros, y a quienes lo apoyaron y compartieron momentos a lo largo de su carrera.
Entre los presentes estuvieron los artistas plásticos que ilustraron trabajos de Penelas como Ponciano Cárdenas y Carlos Scannapieco, además de Juan Manuel Sánchez, responsable de la tapa del libro.
Escritores, músicos, actores y otras personalidades de la cultura compartieron la noche junto a amigos, periodistas, alumnos de los talleres literarios y seguidores de la trayectoria literaria de Carlos Penelas.
Palabras de Rubén Derlis
Un camino de vida que viene jalonado con casi treinta libros de poemas y otros tantos de prosas –poéticas, ensayísticas y periodísticas– es el que lleva recorrido Carlos Penelas desde aquel 1970, que los sesentistas atesoramos y sentimos tan cerca aunque queden tan lejos, o acaso ya ni queden, cuando dio a conocer sus Poemas del amor sin muros, un puñado de versos ilustrados con grabados de Carlos Carmona, en pliegos sueltos -en rama, para hablar con más precisión- y encarpetados, que le editamos en las Ediciones del Alto Sol, una de las tantas aventuras de la tinta, el fervor y la poesía -tríada con la que nutríamos nuestra juventud- y echábamos a volar desde Buenos Aires hasta donde fuera capaz de llegar.
Dos años después nos acompañó en libros colectivos, a los que éramos tan afectos y que tanto placer nos daba editar, pues posibilitaba la interrelación entre poetas de distintas regiones del país, a la vez que liberaba una fluida corriente de estímulos que llevaba hacia objetivos comunes, que hacía este intercambio sumamente provechoso. En dos de estos libros conjuntos, como también le llamábamos, intervino Penelas: Poemario 72 y Del amor en la ciudad, publicaciones que se financiaban con el aporte pecuniario de todos sus integrantes en parte proporcional.
Hasta aquí la relación Penelas-Alto Sol. A partir de Palabra en testimonio que toma cuerpo de imprenta en 1973, comienza su relación con otras editoriales, siempre con viento a favor. Y anoto “viento a favor”, porque desde entonces nuestro poeta no paga un solo peso para editar sus libros. Hecho importante de destacar pues no pocos se lo han preguntado, desde portaliras de diversas capillas a fatigarrimas de variadas tendencias. Si es un secreto, sólo el autor podría develarlo; pero como aquí se trata de aproximarme para dar en el clavo, comienzo por tener en cuenta el valor intrínseco de su obra, forjada como se señala en la contratapa, “en una experiencia que desde su infancia fue descubriendo el mundo a partir de la mirada de una nostálgica memoria que necesita referencias éticas”; a lo que agrego: y desde aquí hasta el momento presente, sin bajar la guardia, siempre atento a cuanto acontece a su alrededor, guardando fidelidad a aquella ética que guió sus pasos, y aún los guía, como hombre y como poeta, en unidad indisoluble. Si esto nos queda claro, habría que pensar entonces que no existe misterio alguno a develar acerca de por qué tuvo editores y no pagó de su bolsillo infolio alguno desde entonces: sino que nos hallamos frente a una obra meritoria, y que hay algunos editores que se arriesgan a la poesía porque saben ver más allá de la moneda invertida en líneas desparejas. Creo que la cosa pasa por allí, lejos de cualquier misterio.
Ya se dice bastante en la contratapa de esta Antología personal de la poética de Penelas; en varios trabajos críticos se ha hablado de su obra más de una vez, en el país y en el extranjero. ¿Qué más? Soy de opinión que a la poesía hay que leerla y luego sentirla o vibrarla, según su receptor, más que teorizar sobre ella o acerca de sus vestiduras. Acaso porque concuerdo con León Felipe cuando dice: “Pero, ¿qué están hablando esos poetas ahí de la palabra? / Siempre en discusiones de modisto: / que si desceñida o apretada… / que si la túnica o que si la casaca…/ La palabra es un ladrillo. ¿Me oísteis? ¿Me ha oído usted, señor Arcipreste? / Un ladrillo. El ladrillo para levantar la torre… y la torre tiene que ser alta, alta, alta… / hasta que no pueda ser más alta. / Hasta que llegue a la última cornisa / de la última ventana / del último sol / y no pueda ser más alta. / Hasta que ya entonces no quede más que un ladrillo solo, / el último ladrillo… la última palabra, / para tirársela a dios, / con la fuerza de la blasfemia o la plegaria… / y romperle la frente… A ver si dentro de su cráneo / está la luz… o está la nada”.
Y creo coincidir con Penelas en esta apreciación leonfelipiana, aunque ambos no tengamos un dios a quien arrojarle la bestial pedrada dada nuestra condición de reos confesos y convictos por ateísmo.
Entonces, como creo, hay que conmoverse más con lo que trasmite la poesía, en vez de meterse en las entretelas que la arman, a veces con tan variadas fiorituras que más que adornarla la afean con espejitos de colores y chafalonía. Y esto viene a cuento porque la poesía de Carlos Penelas obra sensu contrario a lo que acabo de decir. Esta Antología lo demuestra. Nada más que abrirla y meterse en ella para navegar su mundo lírico y comprometido, que una cosa no excluye la otra, aunque esta palabrita para algunos pasó de moda y a otros les sienta mal. Pero cuando ambas cosas van juntas y en un todo equilibradas, la que gana es la poesía.
Y finalmente una hoja A4 más para referirme al amigo Carlos Penelas a instantáneas de flash, en rápidas secuencias de sentimientos puestos en palabras como si fuera un video-clip sin música ni imágenes:
Carlos, el de los sábados por la mañana en el café Margot, donde junto a otros compinches nos reúne la mesa grande de Baires Popular, para hablar de política, literatura, fútbol o lo que cuadre, y donde cada uno trata de arreglar el mundo como puede y a su manera, mientras se trabaja en distintos quehaceres –uno de ellos la edición de pequeños libros de divulgación cultural– y donde Penelas lleva publicados –cuándo no– varios títulos de su autoría.
El que estuvo en el 82 en la inauguración del café La Poesía de Chile y Bolívar y quedó en una foto –todavía en blanco y negro– junto al poeta Luis Alberto Quesada en noche memorable de magia santelmina.
El que integró de manera activa en la década del 80 el Grupo de los 7 e intervino en sus debates, recitales y publicaciones con empuje y amplio espíritu de colaboración.
El que puede mostrar un sinnúmero de poemas ilustrados con Ricardo Carpani, Carlos Scannapieco y Demetrio Urruchúa entre tantos otro plásticos de renombre, hasta que en algún momento conoce a Juan Manuel Sánchez –otro Espartaco– y juntos se dan en palabras y colores, desde hace años, pero después de preguntarme si no me molestaba que colaborara con él, habida cuenta que Sánchez venía haciéndolo conmigo desde los 60. Vaya gesto.
El que cuando sucede el trágico final del doctor René Favaloro, renuncia a su cargo de jefe de relaciones públicas y subdirector de las ediciones científicas de la clínica que éste presidía, en un gesto ennoblecedor y que pone una vez más en relieve los alcances de su ética, aún sabedor, pero restándole importancia, que quedaba con una mano atrás y otra adelante y que volvía a la calle a buscar el pan diario para él y su familia.
Al que poco tiempo después, durante la gestión De la Rúa, le ofrecen la dirección de asesoramiento de prensa de la Casa de Gobierno, y muy suelto de cuerpo contesta que su padre le había dejado una biblioteca y una conducta, que la biblioteca la tenía y que la conducta la seguía edificando: además, agregó como digno colofón, que por si no lo sabían, era autor de “Los gallegos anarquistas en la Argentina”, razón suficiente como para demostrar por qué no podía trabajar, ni aun ad honorem, en ninguna casa de gobierno, ni de este país ni de ningún otro.
El que todavía no duda de consultar con amigos poetas que sabe criteriosos, algunas dudas que le suscitan ciertas palabras que le parecen inadecuadas o que abundan, cuando de cerrar un poema se trata. Y su oído presta atención al consultado. Esto, como mínimo, debe tomarse como humildad poética.
En fin, el mismo que da un taller literario donde ningún asistente pierde tiempo, porque está concebido como escuela de escritores y no como simple lugar de hobby o pasatiempo, pues tiene claro que la palabra no es juego arbitrario sino fuego vivo, y donde no alcanza con pagar lo estipulado para ocupar una silla alrededor de su mesa si se carece de verdadera vocación.
Y vaya una breve anécdota que seguramente Carlos haya olvidado o ya no recuerde: Nos conocimos hace ya cuarenta años; fue en su casa cerca de la plaza Rodríguez Peña. Al irme me acompañó hasta mi Renault 4. Nos quedamos charlando un rato más, pero detenidos frente a la puerta de un imponente auto importado que estaba estacionado delante de la humilde Renoleta. Hasta ese momento él no sabía que yo tenía coche. Mientras busco la llave, me mira con cierto estupor, pues supone que estoy junto al mío. Doy unos pasos hacia atrás, voy hacia el 4L y abro. Cuando me siento al volante, se acerca a la ventanilla y me dice: “Pensé que era el otro. Menos mal, sino no te daba más bola”. Saquen ustedes sus conclusiones, ya que hasta ahora no hemos hablado de ideología.
Con cada uno de estos ítems se podría elaborar una extensa y ejemplificadora biografía no autorizada que a él mismo asombraría, poeta cabal, solidario y amigo de sus amigos.
Tal es el hombre cuyo libro hoy presentamos.
Muchas gracias.
Rubén Derlis
Los videos
lunes, julio 19, 2010
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Ante un numeroso y cálido público –seguidores de su obra, alumnos de su taller de escritura, lectores de sus sagaces columnas periodísticas–, Carlos Penelas presentó su nuevo libro, una antología poética que reúne una selección de su basto trabajo; 150 poemas ya publicados más 5 inéditos e incluye ilustraciones propias.
La apertura del encuentro estuvo a cargo del actor Juan Carlos Puppo que con notable estilo leyó varios poemas publicados en Antología personal.
Luego, el poeta Rubén Derlis reseñó la trayectoria de Penelas, cruzando los méritos literarios con anécdotas personales, destacando los rasgos y calidez humana de su entrañable colega. Lo definió como “poeta cabal, solidario y amigo de sus amigos” y remarcó sobre su poesía, el mundo lírico y comprometido que recorre. A continuación, tomó la palabra Carlos Penelas, agradeciendo y enumerando amistades, personas cercanas y haciendo una mención expresa de su mujer, Rocío, y sus hijos (a quienes dedica este nuevo volumen). Recordó además, a muchos profesores que le han marcado el camino y los desafíos editoriales que en sus comienzos debió superar. A la vez dejó entrever el orgullo de sus orígenes gallegos, la impronta de su familia emigrante, padres y abuelos, siempre latentes en su obra. Estas referencias también aparecen en el prólogo, donde, más allá de su entereza estética para con el género poético, hace evidente su compromiso social y sus tenaces convicciones.
En las páginas preliminares Penelas se pregunta: ¿Para qué sirve un poema ante tanta imbecilidad y tanta insensatez? Sin embargo su lírica sigue nutriendo al género, tal vez para combatir, para hacer despertar de ese estado o simplemente para seguir apostando a los valores que cruzan toda su creación como poeta, periodista, crítico y ensayista.
Al término del encuentro, el autor firmó y dedicó los ejemplares que ya están en todas las librerías porteñas y en la editorial del mencionado sello.
Gisela GallegoGalicia en el Mundo, 19 de julio de 2010
lunes, julio 19, 2010
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A punto de presentar su último libro, Antología personal, el escritor y periodista Carlos Penelas conversó con Galicia en el Mundo sobre las cuatro décadas de trayectoria poética que quiere sintetizar su último trabajo, que presenta este viernes, en la editorial Dunken.
En el próximo mes de octubre, Penelas tiene previsto viajar a Betanzos, invitado por el Ayuntamiento de esa localidad, para participar de la presentación de una selección de 12 poemas y su biografía que forman parte del anuario brigantino.
En el próximo mes de octubre, Penelas tiene previsto viajar a Betanzos, invitado por el Ayuntamiento de esa localidad, para participar de la presentación de una selección de 12 poemas y su biografía que forman parte del anuario brigantino.
Aprovechando esta invitación, además tiene previsto dar una serie de conferencias en Santiago de Compostela, A Coruña, Vigo, Gijón, Madrid y Málaga. Poco antes, en septiembre, hará lo mismo en Chile.
Pregunta. ¿Cuándo comenzó a armar esta antología poética?
Respuesta. Es un proyecto en el que vengo trabajando desde hace tres años cuando comencé a revisar mi obra poética para ver si se podía realizar en algún momento una antología. La editorial Dunken me propuso este año hacer una antología poética y a mí me pareció estupendo porque este año se cumplen 40 años de la aparición de mi primer libro Poemas del amor sin muros. Una obra que publiqué en 1970 con 23 años.
P. ¿Cuál es el criterio que da forma a esta antología?
R. Quería dar una idea de lo que he estado haciendo en estos 40 años. Dar una idea de clima de atmósfera poética, de línea poética. Escogí en total 150 poemas, de todos los libros que he escrito y le he agregado, incluso, 4 o 5 poemas inéditos que escribí este año. Además, llamé a Juan Manuel Sánchez, un gran amigo mío y pintor muy importante de este suelo para que hiciera la tapa.
P. ¿Esta antología se estructura en torno a algunas temáticas determinadas?
R. El libro tiene cuatro o cinco líneas claras. Una línea amorosa, lírica. Una línea combativa, contestataria, social y una línea de la que hablo de las raíces, la galleguidad, mis ancestros, mis abuelos, mis padres. Es curiosos pero uno va viendo que eso está permanentemente en todos mis libros. Algunas veces más, otras menos; a veces se refleja más el tema social; pero todos se mantienen a lo largo de los 40 años. Lo cual, de alguna manera me hace sentir feliz porque si bien fui cambiando la forma de expresión, el fondo es más o menos el mismo.
P. ¿Cómo ha ido evolucionando su poesía?
R. El desarrollo de la poesía, por lo menos en mi caso, se va dando con el desarrollo de la vida, uno va leyendo, va creciendo, va viendo nuevos estilos, va analizando, experimentando, intentando cambiar ejes de lo poético, trabajar desde lo emocional, condición de la poesía, y además buscar formas permanentemente. De pronto uno dice con este libro o estos dos libros uno siente que agotó una forma, que necesita otra nueva forma de expresarse. Yo tengo una mirada muy clásica de la vida y del arte. Estudié el profesorado en letras con grandes profesores de latín, gramática y literatura medieval, y eso me formó en una mirada muy clásica de lo literario y de la cultura por eso los movimientos que hay en mi obra, están, hay que verlos, pero son movimientos leves, son movimientos que van rompiendo de a poco concierta estructura clásica.
En los primeros años el lector creo que va a encontrar una literatura social, muy fuerte. Eran los años 70 y había toda una corriente literaria que también se refleja en mi obra. Luego esa poesía comienza a asentarse a tener una estructura más sólida, menos pasional y un poco más racional en la que intento conjugar la razón, la pasión. En ese vuelco páginas entonces puedes encontrar de pronto poesías como “La instalación de la quimera”, “La luz helénica” o “Los trasterrados” que son poemas que han ido marcando hitos en mi literatura.
P. Por primera vez, su último libro incluye también una selección de dibujos propios.
R. Yo estoy trabajando en poesía, pero en dibujo también, desde hace muchos años. Empecé a dibujar a los 16 años, dejé un tiempo y hace unos cinco años volví a dibujar. Tengo muchas carpetas de dibujos que se las llevé a artistas amigos como Ponciano Cárdenas, Sánchez y Pugía para que las vieran y me dieran un opinión.
Ellos me dijeron que en esta antología presentara algunos dibujos y yo elegí ocho dibujos. Estoy contentísimo porque creo que alivian el libro y muestran al lector una faceta que mucha gente no conoce.
P. Cambiando de tema, ¿por qué no continúa organizando el ciclo de actividades culturales del Centro Betanzos de Buenos Aires?
R. Yo prácticamente me he apartado de los centros gallegos de Buenos Aires. Yo creo que hay ciclos, que hay historias, pero también creo que estamos viviendo una gran decadencia en todos los centros gallegos. Es una tristeza. Pienso que van a tener que replantearse algunas cosas porque están desapareciendo. Muchas asociaciones se están convirtiendo en fantasma de instituciones que tuvieron un esplendor pero que hoy casi no existen.
Mariana Ruiz
Galicia en el Mundo, lunes 12 de junio de 2010
lunes, julio 12, 2010
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Buenos Aires, 2010.
Editorial Dunken.
Ilustración de Juan Manuel Sánchez.
Con dibujos del autor en el interior.
Antología. Poesía.
FERVOR I
En el asedio del día y de la noche
ellos empujan su sangre para morir o vencer.
Libres de metal y corazón y espacio
quieren crear el alba con la rosa.
Celebrará la historia
la pureza
clandestina de sus vidas.
FERVOR II
Volveré a amarte una y mil veces.
Luego, en demorado secreto,
ya definitivamente insondable,
remozará el beso más allá de nosotros.
Y seguirá habiendo un tirano.
Y seguiremos luchando contra él.
FERVOR III
Hay un ritmo de augurios,
vertical en sí mismo,
contra edificios baleados al anochecer,
hay tristezas expandidas
detrás de apocalípticas puertas.
Hay miles de hombres esperando.
Y por encima de la revolución
un cuestionamiento a toda autoridad
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PÁGINA PARA LISANDRO
Jamás he profesado la envidia o el orgullo.
No he codiciado la fama ni el poder.
No he conmemorado las fechas de la infamia.
Cuando las generaciones prodigaron ídolos
yo me negué.
El destino y la ética quisieron que no fuera guerrero.
No conocí el soborno.
Eludí la confesión metafísica.
Jamás creí en el mármol ni en los parlamentos.
Los aniversarios y las victorias
ultrajan mi noche y mi batalla.
Purifiqué mis manos en la amistad.
En el pan cotidiano sentí la sangre
del padre de mi abuelo.
En el recíproco amor de los silencios
amé a una mujer. Amé el mar
en la difícil contrición del alba.
Amé la vigilia,
la alquimia del geómetra,
los ilusorios emblemas del generoso Alciato,
el verso incorruptible de Walt Withman,
la desolada voz que implora el miedo.
He sido devoto del animal que duerme
y del árbol que cambia junto al río.
Con ingenuidad
aún sigo buscando un sólo verso.
(La piedra del destino, 1983)
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Traían en sus ojos el pan de las viriles tierras.
TRAÍAN EN SUS OJOS
a mis hermanos
Regiones húmedas, tumbas de príncipes,
hornos, vinos, cucharas.
Y la costumbre de cantarle a sus hijos
en lenguas primitivas.
Todo crece en el recuerdo indolente
de tanto mar o tanta voz.
La austeridad, la serena medida;
hórreos que llegan con el viento.
(¡Para que no olvide, para que no olvide!)
Justifican lo vulnerable de la vida.
Siento que la utopía me conmueve
con presencias inmóviles
en la contradicción del amor y la sabiduría.
El misterio es una fábula impersonal.
(Queimada, 1990)
CARTA A MARIA MANUELA
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La amada te nombra en el lecho y agradece tu bondad. Gracias a ti existo. Descubro tu presencia en la desventura, en la luz, en el lugar secreto donde me cobijo. La amada desnuda mi cuerpo y dice frases de amor desesperado. Y celebra en mi frente tu mirada, los fuegos enterrados, la aventura de las constelaciones.
Venías de un reino de pastores, de súplicas abandonadas. Eras solitaria y secreta. Desde el desgano te veo desafiante. De mi padre heredé el escepticismo, cierta fatal melancolía. De vos, madre, ternura y sortilegio. Las vulgaridades de la alabanza o del poder no te tocan, no alcanzan la hondura de tu existencia.
Como Ariadna o Diotima la amada aborda mi canto y habla de la resurrección de las almas, de los misterios sagrados. “Orfeo – me dice – la desmesura te llevará al exilio. Serás el príncipe desterrado”. Detenida queda la antigua voz en el agua estrellada. Se renueva la infancia en el aire de los robles orensanos, en el sueño órfico y marino. Mi corazón está hoy en esos prados.
Madre, camino los huertos de tu tierra. Busco los signos en pórticos mientras recuerdo los cuentos de la niñez, tu canto en la mañana mientras ordenabas el hogar. En una caracola me enseñaste el oscuro murmullo del mar. Mi amada dice que tú me has hecho poeta con la plegaria de los antepasados.
Siento que tu abrazo serenaba mi alma. Madre, soy el mismo hijo rodeado de misterio, el hijo que ahora busca la piedad en el recuerdo y la congoja.
Allí estuvimos. Dormidos de futuro,
en barricadas redentoras de museos,
conjurando pianos, óleos, manuscritos.
Invadiendo los poros, el principio y el fin de las estrellas,
el hiato entre lo finito y el océano.
Así íbamos recorriendo el ocio, el devenir,
los nombres que abrigaron la infancia,
levantando paraísos y bandadas de pájaros,
alzando lo sagrado en la ternura,
con camelias ácratas entre alondras y hocicos,
citando a Trostky, a Cohn-Bendit, a Pasolini,
moradas deslizantes y sueltas,
trovadores místicos nimbados de esplendor.
Íbamos a barlovento, abiertos de verano, desnacidos.
Y la quimera acrecentaba nuestra risa,
despertaba al viento en un domingo rojo.
El tiempo era inocente, distraído.
La muerte una herida rebelde innominada.
Escribíamos muros con palabras bellísimas,
íconos con estrellas aterrando a burgueses.
Escuchábamos la hondura y el latido del alma
insondable como el cosmos.
Llevábamos una cítara traslúcida
para besar la espuma de los días.
Para hablar de Sarrazin en andenes del sur.
Respirábamos lo edénico, el tumulto,
los sollozos del mar, la singladura de los ángeles.
Perdurable es el aliento del follaje
como tu bondad ascendente
sobre la mirada de los hijos.
(El aire y la hierba, 2004)
viernes, julio 02, 2010
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El último libro de Carlos Penelas, Antología personal, es una celebración de las cuatro décadas de su primer poemario. La presentará será el viernes 16 de julio a las 19 horas, en el auditorio de la Editorial Dunken, Ayacucho 357, Capital. Hablará el poeta Rubén Derlis. Leerá el actor Juan Carlos Puppo.
El libro ya está a la venta en las principales librerías de Buenos Aires, y a través de la página web de Dunken (http://www.dunken.com.ar/web2/libreria_detalle.php?id=10105)
jueves, julio 01, 2010
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