Carlos Penelas desarrolló una intensa actividad en Azul a pesar de las
inundaciones y de los desbordes del arroyo. También se solidarizó con
los vecinos indignados por las multiinauguraciones de las obras
realizadas y los serios interrogantes en relación a los estudios
hídricos.
Asimismo, la comunidad estaba muy molesta y dolida por las
especulaciones políticas mientras media ciudad permanecía bajo el agua,
soportando frío y heladas. En este contexto Penelas habló con vecinos,
visitó el Teatro Español, el Monasterio Trapense, las obras de Carlos
Ragazzoni y realizó una visita especial a Casa Ronco, donde pudo
contemplar y conmoverse por la colección cervantina más importante de
América.
En sus visitas fue acompañado por el apicultor y poeta, Leandro
Frígoli, y en la biblioteca lo hizo junto a Sergio Camarote -director
del Centro Cultural La Criba- quien ofició de guía junto al coordinador
de la Casa. En el Centro Cultural dictó una clase en torno a la creación
literario y posteriormente presentó su antología Poesía reunida. Leyó
varios de sus poemas Rocío Danussi. Cerró el acto Matías Sasale en
guitarra criolla.
Carlos Penelas en Azul
El sábado 25 de agosto el poeta Carlos Penelas dictó en Azul un taller de escritura poética y, a su vez, presentó a la comunidad su último libro Poesia reunida.
Una antología que contiene, según sus palabras, "la respiración del
silencio o los ritos del instinto, la ternura del hombre y la mujer, el
exilio, las persecuciones, el compromiso social". Es un libro acerca de
su historia y de la poesia escrita en el transcurso de más de 40 años de
oficio.
Carlos Penelas disertó ante jóvenes y adultos que se encontraron en la palabras del poeta, emocionados ante la experiencia compartida por el poeta, quien centró su charla en su estilo poético y en recorrer los caminos que lo condujeron a través de la poesía.
Cada persona sabia que ese instante, vivido, sentido, es una posibilidad de descubrimiento, de certeza. Carlos Penelas brindó su ser, desbrozó a la palabra soberana, llena de anecdoctas y erudición. Su presencia no fue una estela imperceptible, ni un rayo inmendiato, fugaz, rápido; fue, más bien, la vía del encuentro al secreto del silencio y el descubrimiento de la belleza de la flor. La mirada puesta al servicio de lo poética, de lo humano y de su expresión artistica. Sin dioses, ni patria. Así marco su visita Carlos Penelas en Azul.
Leandro Frígoli
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