Los postigos abiertos

by - lunes, noviembre 24, 2025

Foto: Emiliano Penelas


La amada tenía un quinqué sobre la mesa.

En él reposaba mi fatiga. Y echaba a volar

mi ausencia en el Labirinto do Pasatempo.

Era el momento exacto en que un ave

dispersa la tarde de la noche.

El silencio de los muebles invadía

mi identidad discreta, una leve ternura

que suelo proteger con ojos entrecerrados.

Había, lo recuerdo, un libro de Élisée Reclus

y una carta insomne leída con despecho.

La cortina entornada fue testigo.

Y su vestido lila.


Carlos Penelas
Buenos Aires, 22 de noviembre de 2025

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