La vulgaridad engreía al garete

by - lunes, julio 28, 2025

Hace unos días descubrí un artículo que escribí hace tiempo. En esta tierra parece que nada cambia. Volvemos sobre hechos vividos como una pesadilla. Desde ya que el mundo se modifica vertiginosamente. Por los años 70, don Diego Abad de Santillán, a quien tuve el honor y el placer de tratar con asiduidad, me dijo: "Penelas, un siglo ya no es un siglo. Lo que ocurre en cinco años antes ocurría en un siglo". Pienso, desde mi escritorio, que ahora deben ser tres años. La IA, los cimbronazos de la ciencia, de la tecnología, han modificado todo. Todo es todo. Conducta, moda, alimentos, aspectos culturales, economías, tendencias ideológicas, formas de vida, el abandono silencioso de los desempleados, redes sociales, nuevas formas laborales, criptomonedas... y lo que usted desee agregar. En esta tierra sin embargo parecería que siempre giramos en torno al populismo, lo mágico, una esperanza imbécil, un juego de palabras que asombra por la fatuidad. Gobiernos, pueblo, intelectuales... "Hablar es escuchar", decía Heidegger. Aquí, amable lector, no necesariamente es así, Siento que en el universo actual tampoco. La fantasía argentina no tiene parangón. Puedo equivocarme. La gran mayoría de nuestros políticos son impresentables, camanduleros. Leamos a Bourdieu, a Foucault, a Chomsky... Los de otras regiones no son mucho mejor, pero son en lineas generales otra cosa. No mucho más, pero diferentes. No sabemos distinguir entre la literatura decorativa y la literatura rigurosa. Una historia falsa se sostiene en un contexto determinado. Los engaños sistemáticos parecen ser una cuestión de fe. En la Santísima Trinidad o en la pata de conejo los barra bravas. Y las historias se olvidan, se desconocen, se mutilan, se disfrazan. La ignorancia, la mala costumbre, la pobreza interior y exterior es palpable. La corrupción en esta tierra es estructural, tiene raíces históricas. Por favor, no lo olvide. Y los vaivenes políticos, jurídicos juegan al gallito ciego. Aquí va el escrito de hace años. Casi me olvido, caro lector, puede releer a Max Weber. Si le interesa el tema del poder y esas minucias.

Foto: Emiliano Penelas

"Sabemos, desde siempre, que la cultura se diferencia de la ilustración y de lo erudito. Que la sensibilidad es parte de la belleza, que el buen gusto requiere tiempo, reiteradas búsquedas, comparaciones. Y que lo ramplón nos genera estupidez, burocracia, premios. Un poeta siempre vive en el amor, en la pasión, en lo insurrecto. Es generador de aventura, es creador de fantasías. De lo contrario no es un poeta. Puede ser un oficial de justicia, un contador o un boticario. Puede ser un funcionario administrativo, pero nunca un poeta. El poeta tiene imágenes, percepciones, sueños. Y ve – lo siento caballeros, lo siento – lo que muchos no pueden ver. No es casual que en los años setenta algunos de nosotros, muchachos, sabíamos de "Cahiers du Cinéma". Y lo sabíamos, en parte, por "Tiempo de Cine". Se hablaba de técnica e ideología; nos hacía reflexionar Jean-Louis Comolli. Vengo, lo dije muchas veces, del Mayo Francés. Soy un hijo de ese movimiento, de esa historia. En esos años tomábamos facultades, participábamos activamente de dos y tres manifestaciones por semana, imprimíamos volantes y folletos, pintábamos en los muros leyendas subversivas, llevábamos en el portafolio revistas sediciosas, poemas de la Guerra Civil Española y bombas molotov. Y “la política golpeaba las puertas de los cines”. Se hablaba de la complejidad de lo cinematográfico como de la complejidad de los nuevos modelos en plástica o literatura. Hoy volvemos a pensar eso.

Hace un tiempo, nos visitó Tzvetan Todorov. Fue importante su presencia. Y fue fundamental su mirada sobre una sociedad que no quiere conocer su historia. Con la memoria no basta nos dice, la ilusión maniquea no es buena, nos dice, no hay compartimentos estancos. “Comprender al enemigo quiere decir también descubrir en qué nos parecemos a él”, escribe.

Hablamos de hipocresías, caballeros. De montajes de espectáculos, señores. De aventureros mass mediáticos. De imágenes que se construyen porque son distintas a los políticos profesionales. De la honradez del devocionario. Que mienten, que engañan, que proponen. Y dicen y prometen. Que mienten como ladrones. Miseria del lenguaje, de bastardos. Sin remilgos. Olviden. No dicen estructuras. Estafan y son estafados. Con la moralina de “políticos decentes”, “militares patriotas”, “empresarios honestos”, “sindicatos participativos”, “intelectuales éticos”. Zonas de fraude y sacralidad. Plagios. Crean la sobreactuación como aquella Mani Pulite. Fascina el engaño, la esperanza, el novio perfecto y la señorita casta. Mecanismos ocultos que construyen el poder, las sectas. Me repliego, nos replegamos. Y crece el fetichismo organizado. Pragmático, compañeros, de rodillas. Y meta cumbia y redoblante.

Hagan juego, caballeros, hagan juego. A la genuflexión, al oportunismo. Con el sayo del tecnócrata. Seamos asépticos, burócratas, dispendiosos. Seamos populistas, oligárquicos, militaristas, nacionalistas, reformistas, cagones. Eso, por sobre todas las cosas, seamos cagones. La picaresca criolla. A engañar, a la política mezquina, realista. Seamos imbéciles, deshistorizados. Seamos beatos. A emplear la sexualidad mecanizada, a levantar las banderas de una sexualidad empobrecida, institucionalizada, castradora. Hermenéutica y promiscuidad. De la eficacia hablan los caballeros. De la eficacia de los placebos, de las armaduras góticas.

Para pensar, amigo lector, para dar vuelta a la veracidad y a la idealización. Para ser irrespetuosos. ¡Ah, el olfato del predestinado! Y el guiño sobrador de estos pillos. El sainete es nuestro género. El mejor eslogan de la confusión es ese saber político, reaccionario. Se hace evidente. Hay que descubrirlo. Nos constriñen. ¡Ah, el estilo de vida! ¡Ah, los modelos!

Viven en sus ficciones. Territorios de la abstracción. Representan las estrategias; ante la declinación de la cultura política la autoexclusión. Sórdido, señores, sórdido. Contra los exaltadores optimistas, contra los que pontifican desde lo anacrónico. Todo se manipula. Burocracia sindical, ídolos, asesores de imagen. Cosmética emocional o simbólica. Se recluye, se privatiza al sujeto social. Se lo atomiza. Crecen los discursos sin teoría. Se consume, se seduce. Y crece el chisme, el mentidero para explicar “la realidad”. El cotilleo. Una trituradora de lo efímero, el vacío teórico que esteriliza.

Comencé hablando del amor y de un proyecto cinematográfico. Sobre eso edificaremos una mirada, una forma diferente de sentir. Tal vez no nos equivoquemos al pensar que hay un mundo insurrecto, vital, que desea otra vida. Por el momento la mentira, el engaño, la demagogia, el populismo, el descaro. Recuerdo cuando mi padre decía: "Fulano de tal es un hombre serio." ¿Qué significa esta palabra, este símbolo, en estas horas de ultraje, robo y corrupción? Aquí y en el mundo. Pero seguiremos, seguiremos. Las estrellas brillan en el infinito, el mar sueña los vientos de la aurora, la luna es más bella. Seguiremos por nuestra conducta, por nuestra conciencia, por nuestra voluntad ética."

Carlos Penelas
Buenos Aires, 27 de julio de 2025

You May Also Like

0 comments