Querido Carlos:
Este homenaje poético me ha llevado a imaginar una vez más las telas de Vermeer: ese intimismo eterno, cuyas mujeres guardarán para siempre en los ojos de aquellos que las miren de verdad.
Y vos has mirado a Vermeer con la verdad de la poesía. Un diálogo entrelazado de amor y casi inexpresable lenguaje.
Lo que se dice: una experiencia mística con la belleza. Una unión amorosa llena de interrogantes y sugerencias.
Las del poeta que se pregunta y a veces se responde, no sin ensoñación.
Entre la veladura y la revelación.
He disfrutado de las meditaciones hechas poesía agradeciendo este homenaje que nos regalas en clave personal.
Un abrazo
Lucrecia Romera
Romera es becaria del Instituto de Cooperación Internacional Iberoamericano. Realizó en Madrid cursos de posgrado en Lingüistica y Literatura Hispánicas; docente universitaria.
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