A una mujer que no sonríe

by - lunes, junio 14, 2021

Robert Doisneau, 1951

Debo decirlo sin premura.

Eres bella como esas mujeres que aparecen en mi alcoba,

como esas mujeres que perduran el ensueño.


También debo expresar que es una obsesión

que nace de los puertos,

del humo de los trenes cuando llueve

o de las velas que despliegan los marinos

en la boca del mundo.


Ella viene a mí, gira su cabeza y no sonríe.


Imagino la desnudez cargada de instinto

entre mercaderes hablando un dialecto

en un pueblo de ofrendas y senderos.

Hilos de amor que nacen

con el fuego del atardecer,

entre fábulas y puertas y maletas.

La descubro con su cabellera sobre el hombro

en un otoño sin viento, sin latido.

Y me mira desde la melancolía o el desdén.



Pero su boca no devuelve la palabra

ni presagia los signos de la noche

A veces siento este otro silencio

como un capricho de la memoria.


Dime ¿Dónde estamos?


Carlos Penelas

Buenos Aires, 13 de junio de 2021

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