A continuación, la nota de adhesión del Dr. Ricardo Monner Sans al acto de la Comisión de Desaparecidos Españoles que se realizó en la Biblioteca Popular Carlos Sánchez Viamonte.
Cuando el insustituible Carlos Penelas me informó de la importante reunión de hoy,
sentí fundada tristeza: un acontecimiento familiar insoslayable me iba a
excluir de estar hoy presente. Lo lamenté por varias circunstancias:
por la razón de esta convocatoria; porque siempre entendí que la lucha
por los derechos humanos no podía esconder picardía política o económica
alguna; por la importante presencia aquí del Sr. Consejero de la
Embajada Española en nuestro país; porque éste es el primer acto que se
hace fuera de España como recordatorio militante de los desaparecidos
españoles en los tiempos del horror; porque aquí hice a los 18 años mis
primeros escarceos políticos ya que esta casa era la seccional 19 del
Partido Socialista; porque traté a Carlos Sánchez Viamonte y cuando en
1958 se postuló la fórmula presidencial PALACIOS – SÁNCHEZ VIAMONTE
normalmente me tocaba –como representante juvenil- subir a peligrosos
escenarios de madera y con micrófonos técnicamente opinables decir yo
mis palabras en torno a la razón de por qué había que votar a aquel
socialismo. En fin: porque mis ancestros fueron españoles.
El no estar hoy aquí, ustedes lo comprenden ahora, me lastima desde varios flancos.
En el tramo 1976/1983 –el más grande horror en la República Argentina-
la dictadura me llevó a tratar a distintas personas que, sin haber
nacido en nuestro país, entendían que había que arriesgar la
tranquilidad personal para tratar de salvar lo salvable. No siempre
reteníamos nombres ni siempre utilizábamos nuestros nombres. Ocurrió
muchas veces que la persona –abogado o no- que se acercaba a los
posibles lugares de detención, terminaba también privado de la libertad
–secuestrado-, dándose la circunstancia de que alguien, que no militaba
en organización alguna pero que quiso comprometerse en la lucha por la
libertad de un detenido, quedó desaparecido o fue fusilado mientras que
el detenido sobrevivió.
La lucha por la libertad no reconoce partidismos. O, en mejor decir, no debe reconocer partidismos. Por ello, no siendo yo peronista, ayudé desde muy temprano en la defensa de obreros y trabajadores peronistas militarizados bajo el Plan Conintes en 1961. De allí que homenajear a desaparecidos o secuestrados españoles en el tramo 1976/1983, no es un imperativo partidario: es –desde la polis griega- un compromiso político cuya raíz está en la conciencia.
Cuando uno ha ingresado en un tramo donde pudo hacer casi todo con respeto hacia las propias convicciones –siempre bajo riesgo, aunque por aquel entonces el nombre de mi padre creo que operó como protector por la trayectoria de él- tiene el derecho de repotenciar las preguntas que se hace un no creyente: ¿por qué vivimos? ¿para qué vivimos? No tengo respuestas comprobables, pero digo que, entretanto, suplo mi ignorancia con una apuesta grande: luchar por la libertad; luchar por la igualdad; luchar por un mundo mejor.
Los españoles hoy recordados tuvieron, seguramente, igual convicción. Aquí queda mi modo de presencia pidiendo se disimule mi ausencia.
RICARDO MONNER SANS
Abogado – Presidente de la Asociación Civil Anticorrupción
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