En sueños viene esta bella abadÃa.
En verdad regresa del desorden,
de misterios que congregan espadas
y árboles y cabellos al viento.
Pero no vuela sola la noche.
A veces se transforma en una iglesita
que me conmovió en Purmamarca.
Entonces hay lanzas y susurros.
Y el sopor de estar vivo en el silencio.
Hay una mano ritual que toca
el cuerpo de la amada, sibilante y desnuda.
Sostengo mi mirada para velar
metales en los puertos o hierbas con alondras,
el resplandor de Mozart
o una pieza de jazz subiendo por un pianista negro.
Ante lo canallesco y miserable
acudo a estos talismanes secretos.
Veo la cárcel de un cubano rebelde,
pueblos fantasmales de la pampa,
el asombro de perros vagabundos,
el mar que inunda el pecho del poeta
cuando golpea los viejos malecones.
La penumbra de este cuarto me acompaña
por tanto parque que abrasa el verano.
Carlos Penelas
Buenos Aires, febrero de 2010
En verdad regresa del desorden,
de misterios que congregan espadas
y árboles y cabellos al viento.
Pero no vuela sola la noche.
A veces se transforma en una iglesita
que me conmovió en Purmamarca.
Entonces hay lanzas y susurros.
Y el sopor de estar vivo en el silencio.
Hay una mano ritual que toca
el cuerpo de la amada, sibilante y desnuda.
Sostengo mi mirada para velar
metales en los puertos o hierbas con alondras,
el resplandor de Mozart
o una pieza de jazz subiendo por un pianista negro.
Ante lo canallesco y miserable
acudo a estos talismanes secretos.
Veo la cárcel de un cubano rebelde,
pueblos fantasmales de la pampa,
el asombro de perros vagabundos,
el mar que inunda el pecho del poeta
cuando golpea los viejos malecones.
La penumbra de este cuarto me acompaña
por tanto parque que abrasa el verano.
Carlos Penelas
Buenos Aires, febrero de 2010
El Anuario Brigantino es editado por el Concello de Betanzos, A Coruña, Galicia. Se trata de una revista de investigación histórica, artÃstica, literaria y antropológica de ámbito gallego, en la que se incluye una sección con los acontecementos del año y las memorias de las entidades culturales de la ciudad. Su director es Alfredo Erias. 
Todo se ha vulgarizado en tal magnitud que no dan ganas de escribir ni de mirar la realidad. Ni por la ventana del comedor. ¿Antes no fue igual, Penelas? ¿otra vez con lo mismo? ¿qué tiene? SÃ, sin duda. Pero atravesamos un perÃodo espantoso, da asco. Antes, por ejemplo, este no era un pueblo peronista. O mejor dicho, habÃa divisiones, ciertas diferencias. Matices, si lo desea. Ahora la gloria de aliados y enemigos: la oposición es peronista. ¿Se entiende lo que digo? El noventa por ciento de los argentinos (y de los que no lo son pero habitan suelo argentino) son peronistas. Usted, querido lector, debe entender que el peronismo no es una filosofÃa ni una ideologÃa ni una religión. No es un partido polÃtico. Es un sentimiento, es algo genético. Ser o no ser, esa es la cuestión. Para algunos es una patologÃa, un mal endémico. Nació contra el comunismo, contra la sinarquÃa internacional, contra el liberalismo. Habló de tercera posición, habló del 1 de Mayo y de la Fiesta del Trabajo. Se dijo: “no quedará un ladrillo que no sea peronista”. Y es verdad. 



